Sunday, February 17, 2008

Tunel del odio


Al pasar una luz brilla desde lejos y entre la oscuridad trepo por las paredes rocosas que están empinadas y me ayudan a apoyar mis manos y pies para llegar al brillo que me atrae. Se escuchan gritos desde lejos, que se acercan cada vez más a mis sensibles oídos. Pasan tan rápidos que ahora lo puedo escuchar debajo de mis pies y su sonido se pierde entre la profundidad de este abismo. En un principio se me paso por la mente que estaba sugestionándome, pero luego aquel sonido comienza a escucharse nuevamente desde la dirección donde brilla la luz. Sigo escalando y por momentos me siento el alpinista de la vida saliendo de un gran problema…. Si es cierto, estoy escalando para llegar a esa luz que me da la tranquilidad pienso mientras una roca desequilibra mi pie izquierdo, estiro mi mano en un peldaño más de piedras para estabilizarme, respiro tan hondo que no dejo odio impregnados en sus paredes. No recuerdo bien como llegué a este abismo rocoso, solo recuerdo que alguien me empujo hacia el y que ahora la luz que brilla tengo que alcanzarla, solo por inercia, solo por que me atrae. Comienzan a caer como lluvia de estrellas fugaces los gritos…stop!!!.... era de esperar que alguien que se posiciona desde la luz que persigo comienza a lanzar recuerdos con el propósito de hacerme caer al oscuro barranco que espera cliente para alojar y departir pieza con los recuerdos que van cayendo para una estadía eterna en ese lugar que huele a derrota y lagrimas.

No le mando ningún mensaje por que si lo hago sabrá mis coordenadas, sigo escalando, siguen cayendo los recuerdos y si los atrapo me harán caer junto a ellos. Un recuerdo cae tan preciso que me da en la espalda y me deja una herida del porte de una naranja, intento no gritar, y el odio se adapta a mi cuerpo y comienzo a escalar cada vez con más rabia y cada vez más veloz. La luz se acerca, yo me acerco al final de esta aventura, al salir veo a la persona que me empujo, reconozco su rostro y me lanzo como perro de pelea, caemos al piso y comienzo a pegarle en sus mejillas con tanto odio y con tan poca conciencia que parece un maniquí al instante por que su cara se mueve al ritmo de mis puños, las lagrimas cargadas de rabia parecen transformar el campo de batalla en un lago que el sol luego se encargará de hurtarlo, agarro su cuello para corroborar su muerte y termino el justo crimen con mi empeine en velocidad impactando sus ojos. Miro a mi alrededor y no existen más presuntos implicados. El cadáver lo arrastro y lo tiro al abismo para que se pudra junto con los recuerdos que están allá abajo.

Sigo mi camino con recelo, con miedo, con ilusiones guardadas en el corazón y con una vida que le queda mucha energía. Camino en el desierto sin rumbo alguno, sin poder encontrar en mi mente algún objetivo el cual seguir, a lo lejos solo veo ilusiones que salieron de sus labios mentirosos y escupidos a la arena que el viento intenta cada día borrar su intervención y que por más que sopla el viento las huellas quedan…

3 comments:

Matías Irarrázabal said...

Interesante el recorrido en pos de encontrar la luz y como puede en ese caminar puede entrar a podrir a los corazones de los viajeros

te queria agradecer tu opinión en nuestro espacio

http://asociaciondelbuenescribir.blogspot.com/

saludos cordiales

Laura said...

mati, allá donde veo has dejado tu ya huella!

Bueno jesús, como llegaste hasta mi blog?

Me alegra que te guste :-)

Lo que escribiste es precioso, y en muchas ocasiones real. Los recuerdos son duros y cuando intentas escapar de ellos, no eres capaz de conseguirlo. El apsado te atrapa impidiendo vivir el presente.. y si no tienes rpesente, no tendrás futuro.
La luz está allá arriba y hay que conseguirla.. será el recorrido fácil?
No lo sabemos, pero hay que intentarlo :-)

Laura

Laura said...

bueno.. jesus o anibal?
xD

En completo olvido el rincón, que de un tiempo a otro y con el avance de la tecnología ha ido al abismo de la decadencia. Me atrevería a tr...