El caramelo, el almacenero, el billete y el amor....

Por momentos pensé que ya no escribiría más en este rincón, pero he vuelto en gloria y

Majestad para expresar alguna desazón de mi querida vida, pero esto también es gracias al gentil auspicio de tiempo de la Universidad, que en estos días cruza fuego con los estudiantes por un tema muy justo: los aranceles y otros temas financieros, y con ello arrastra unas cuantas semanas de paralización que me dan la libertad y por supuesto el valioso tiempo para comentar alguna experiencia.

Cuando era niño fui a pagar un caramelo que costaba alrededor de 100 pesos con un billete de 5000 pesos, el almacenero en ese entonces me miró con un odio inmenso y apretando sus dientes dejó salpicar su enfado “es un billete muy grande para lo que quieres comprar y no tengo el cambio suficiente”. Sólo vi que el billete era devuelto a mis manos mientras el caramelo era de vuelto a su bunker de regreso con sus pares.

El que pase a echar una ojeada no piense que les voy a comentar de los vejetes de almacenes que no tienen el suficiente cambio – aunque algo de verdad tiene lo que escribo- , sólo quiero hacer una comparación de mi experiencia de la golosina y el amor.

Por que, ¿ qué sucede cuando el amor que entregas es más grande de lo que te piden?

Puede pasar que en este caso la pareja sea como el almacenero y te diga que es mucho el amor que tu le estas dando, pero que por parte de ella no puede dar de vuelta el mismo cariño, entonces el corazón de esa mujer pasa a ser la gollería que es dejado en las vitrinas junto a muchos caramelos más que esperan marchar la moneda precisa para entregar la dulzura correspondiente al muchacho que lo anhele.

volviendo a la historia, tuve que irme a casa con sabor a derrota y con el billete grande en mis puños, esperando que el almacenero tenga el cambio suficiente o simplemente comprando otras cosas hasta que consiga el vuelto para poder disfrutar del caramelo. En síntesis, eso es lo que pasa cuando de tanto amor que entregas a esa otra persona ves que poco a poco no te pueden devolver lo que mereces.

Siempre se puede hacer comparación de lo cotidiano con el amor, por que en cada acción se encuentra aunque no lo creamos el amor. No sé si yo estoy completamente deschavetado o hablo simplemente de la realidad, lo cierto es que se deben preguntar ¿Aníbal siempre acude a este sitio para deleitarse de la fatalidad?: eso es cierto, muy cierto, pero recuerden que me ausenté por varias semanas de este sitio, ello no significa que había dejado de escribir historias empapadas de tristeza, sino que en esas semanas de ausencia de escritos era para escribir sobre la felicidad que iban dirigidos para una sola persona.

Lo anterior lo expreso por que algunos amigos de juerga me han refregado en el rostro que siempre socorro al blog para quejarme de la vida y arraigarme de la fatalidad. Tienen mucha verdad en sus ataques de media noche, pero lo cierto es que es un sitio para desahogarme de las penas y por qué no, si pasa alguna persona ajena al sitio se sienta identificado o sólo departa las penas y ponga en tela de juicio mis palabras.

Sin pena ni gloria, y en gloria y majestad me despido.