Y sin más reparos, se fue de casa tumbando la puerta, sin dar ninguna simple explicación, sin siquiera exponer una excusa.
Salgo por detrás en su búsqueda.
Y en la esquina la espera el diablo., Sólo miro.
El coludo se la lleva, se la roba como si fuera el mejor de los trofeos.
Doy media vuelta y me emborracho de la bondad de la lluvia.
2 comments:
Cuando el diablo es nuestro adversirio, no nos queda más remedio que bajar la cabeza, pero somos nosotros los que le damos ese nombre y esa apariencia y por lo tanto podemos echarlo abajo cuando queramos.
Qué triste, pero lindo, verdaderamente.
Hay cosas bastante buenas por acá.
Saludos.
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